En blogs anteriores hemos escrito acerca de los distintos estilos de comunicación que conlleva cada cultura y cómo las diferencias a menudo se manifiestan sin que nos demos cuenta. Esto es aún más llamativo cuando se trata de seducir a alguien, expresión también conocida en español como ligar, echar el lazo, tirar los tejos, tirar los trastos, tirar la caña, tirar la onda, tirar los palos, echar fichas… No nos detendremos hoy en las razones que relacionan en español los verbos de lanzamiento con la seducción. En los EE.UU., eso sí hay que aclararlo ya, tienen otro estilo.
Para empezar, hay ciertas normas. Por ejemplo, mirar a alguien de arriba abajo se considera irrespetuoso, así que, si quieres hacer eso tan español que es repasar a alguien con la mirada de arriba abajo y de abajo arriba como un escáner andante, mejor hazlo cuando la otra persona no te vea o empezarás con mal pie. Y si te pillan en acción, disimula. Mirar directamente a los ojos a alguien durante varios segundos también puede ser un asunto delicado para un foráneo en los EE.UU. Dependiendo del contexto y de la persona a quien miras, puedes seducir exitosamente o enfadar rápidamente al otro. En un contexto profesional, mirar directamente a los ojos se entiende habitualmente como un gesto de confianza y seguridad; en otros entornos puede interpretarse como estrategia seductora si tu lenguaje corporal acompaña la mirada y si estás en contexto favorable para la seducción. Ahora bien, sostener la mirada a un desconocido mientras caminas por la calle en una ciudad que no te es familiar no es la actividad más recomendable para un recién llegado.
Al acercarte a alguien puedes ser más o menos directo y emplear distintas estrategias. En los EE.UU. es bastante habitual mantener conversaciones con extraños en un bar, una cafetería o cualquier otro lugar y, por esta razón, a veces se puede confundir una charla amistosa con una intención que en realidad no existe. Si bien generalizar sobre los comportamientos sociales durante la seducción no pasa de ser una mera aproximación a la vida real, ayuda saber, por ejemplo, que en el contexto del flirteo se antepone el entorno de pareja al de grupo. Es decir, si alguien quiere seducirte, es más probable que intente estar a solas contigo en lugar de en grupo. También existen más probabilidades de que alguien esté interesado en ti si te propone salir a cenar en lugar de comer al mediodía y si te invita a esa cena y no se paga cada uno lo suyo, que es otra costumbre social estadounidense bastante instaurada. La expresión equivalente a la española “pagar a escote” sería “to split the bill” o “to go Ducth” (hacerlo a la holandesa). En cualquier caso, entiende que cada uno se paga lo suyo. Si al final de la cita recibes un beso en la mejilla, pues ya tienes otra señal más de acercamiento.
Sí es probable que en algún momento tu pareja angloparlante sea explícita. Antes o después, uno de los dos suele explicar las intenciones a la persona interesada, tanto si es para pasar un rato agradable o para intentar establecer una relación de pareja. Ahora bien, mentes hispano-pensantes: aclaremos ya que el hecho de que la persona interesada te exprese sus intenciones no implica nada más que eso, que te dice lo que desea y persigue. Obviamente, la vida decidirá lo que haya de pasar, así que no te agobies si tu acompañante de repente te sale con algo parecido a un: “Me gustaría que supieras que mis intenciones son mantener una relación seria contigo”. Esto, dicho en inglés, claro, porque en español suena casi marciano. Lo que probablemente esté expresando ese hablante es exacta y literalmente eso, que en ese momento sus intenciones son las que expresa. Eso no implica que quizá, si os seguís viendo, un día desaparezca sin despedirse ni mirar atrás. Así que, si por ejemplo eres español y después de conocer a alguien te sale con algo semejante, no te agobies. Relájate y disfruta, como solemos decir.
De hecho, una actitud que siempre ayuda y que es útil en cualquier contexto internacional es tomárselo con calma y estar abierto a los demás. Esto es, confiar en uno mismo y buscar una charla agradable sin más expectativas. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero si lo consigues, nunca falla. El lenguaje corporal es un idioma transcultural y la confianza es uno de sus cimientos. La sonrisa es buena muestra de ella, además de ser uno de los gestos más receptivos que existen, así que, estés donde estés, si quieres socializar de cualquier modo, sonríe. Si a eso añadimos que nuestro objetivo sea intentar que la otra persona se sienta bien con nosotros, independientemente de lo que pase, mejor. Cuando uno se centra en el momento presente y el bienestar del otro, difícilmente entran en escena nuestras inseguridades o el miedo al rechazo. Y, como mínimo, tendremos una conversación agradable.
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