Las culturas en las que crecemos determinan nuestro modo de pensar, a menudo para el resto de nuestra vida y, seamos conscientes de ello o no, la lengua condiciona el modo en que vemos el mundo. A través de las estructuras gramaticales que ordenan las palabras, de los términos que empleamos para nombrar la realidad circundante, de los sonidos con que pronunciamos dicha realidad, el sistema lingüístico que empleamos tiene un gran alcance. Cuando de niños aprendemos a hablar, priorizamos los sonidos de la lengua utilizada (una o varias). Estamos eligiendo inconscientemente los sonidos que formarán parte del resto de nuestra vida, haciendo que los demás fonemas lingüísticos resulten extraños a nuestro oído si algún día nos exponemos a ellos. Serán, si no inaudibles, sí difíciles e incómodos de identificar y aún más de pronunciar. ¿Quién no se ha atascado al pronunciar una palabra que le resulta completamente ajena? Lo mismo sucede con los demás planos lingüísticos y culturales que la lengua conlleva.
La cultura condiciona además, hasta cierto punto, nuestros gustos, nuestros prejuicios e incluso nuestras prioridades y deseos, decidiendo por nosotros nuestra manera de ver el mundo. Aventurarse a aprender una lengua es mucho más que adquirir otro sistema de comunicación verbal; es descubrir un mundo nuevo que amplía nuestra percepción de la realidad de un modo inesperado. Las letras se combinan de formas novedosas, las palabras se ordenan de un modo distinto, esas palabras a menudo contienen significados que no se corresponden literalmente con un término conocido, sino que se ubican en el espacio existente entre dos de nuestros términos, cuando no tres. Las ideas se expresan al revés, las metáforas funcionan en direcciones sorprendentes, nuestra mente proyecta imágenes chocantes. La realidad general se transforma, ofreciéndonos paisajes nuevos que, si bien contienen elementos conocidos, organizan una geografía innovadora en la que las prioridades se reordenan. En el mejor de los casos, aprender una lengua nueva implica aprender a pensar de otro modo, a contemplar la vida desde otro punto de vista, a considerar más opciones de las que existían antes. Amplía nuestros horizontes mentales; de ahí que la expresión “aprender un idioma abre la mente” se diga por ejemplo del mismo modo en inglés, francés, español, portugués, italiano y catalán.
La mayoría de nosotros no llegamos a pensar en otro idioma, sino que traducimos de una lengua a otra sin trasladar con el lenguaje ese entramado cultural que lo acompaña indefectiblemente, porque ser capaz de dominar una lengua y comprender su cultura es un proceso realmente complejo. No obstante, se puede aprender implicando al inconsciente de manera progresiva en el aprendizaje, bien mediante inmersión lingüística o con ejercicios que imitan la inmersión. Cuando se introduce la vida real en el uso de la lengua, o sea, cuando los saludos van acompañados de su lenguaje no verbal, de un número determinado de besos, del momento y la distancia social apropiada, cuando los diálogos contienen los usos de las interrupciones, cuando los pronombres nos presentan tabúes sociales, modos originales de escaquearnos de una situación y giros cariñosos del hablante, cuando los diminutivos nos explican las intenciones veladas de alguien, cuando uno aprende a sentir las metáforas, cuando el modo de criticar algo en otro idioma nos muestra la susceptibilidad de un pueblo, cuando todo esto y más sucede en una reunión entre alguien que desea aprender y alguien que ama enseñar, entonces conocer una lengua resulta mucho más motivador que a través de cualquier libro, video o aplicación y se transforma en un viaje apasionante a un mundo nuevo.
@cultures @crosscultures @communication @education @language @understandingacrosscultures
Una cookie o galleta informática es un pequeño archivo de información que se guarda en su navegador cada vez que visita nuestra página web. La utilidad de las cookies es guardar el historial de su actividad en nuestra página web, de manera que, cuando la visite nuevamente, ésta pueda identificarle y configurar el contenido de la misma en base a sus hábitos de navegación, identidad y preferencias. Las cookies pueden ser aceptadas, rechazadas, bloqueadas y borradas, según desee. Ello podrá hacerlo mediante las opciones disponibles en la presente ventana o a través de la configuración de su navegador, según el caso. En caso de que rechace las cookies no podremos asegurarle el correcto funcionamiento de las distintas funcionalidades de nuestra página web. Más información en el apartado “POLÍTICA DE COOKIES” de nuestra página web.
ACEPTAR